Las estatinas reducen tanto el colesterol como los triglicéridos altos, pero además de estos beneficios contra las dislipemias, también provocan una reducción sobre la tensión arterial.
Esta propiedad se basaría en investigaciones científicas que determinaron que las estatinas tendrían una respuesta favorable tanto sobre la presión arterial sistólica y diastólica, incluso en pacientes con la presión arterial normal.
Según este estudio en el primer mes de tratamiento se produjo una reducción en la tensión arterial, la cual se afianzo tras 6 meses de tratamiento, bajando entre 2.4 a 2.8 mmHg tanto en tensión sistólica como diastólica.
Gracias a estas propiedades la Sociedad Europea de Cardiología e Hipertensión, recomienda la utilización del uso de estatinas en pacientes hipertensos con una enfermedad cardiovascular o diabetes previas.
Como conclusión se puede decir que aquellas personas que sufren de hipertensión y dislipemias se beneficiarían con el consumo de estatinas por su doble acción preventiva.