A menudo se habla indistintamente, de aterosclerosis y arteriosclerosis, pero… ¿son lo mismo? La respuesta es sí y no. Para que lo entiendas claramente, te lo explicaré mejor.
La arterioesclerosis es una enfermedad que puede afectar a los diferentes vasos del cuerpo, incluso a nivel cerebral. Cuando se produce en las arterias del cerebro se habla de arteriosclerosis cerebral.
Como su nombre lo indica la arteriosclerosis no es ni más ni menos que la esclerosis o endurecimiento de las paredes de las arterias, incluso de las de muy pequeño calibre. Como consecuencia, las mismas pierden elasticidad y el flujo sanguíneo se ve comprometido.
¿Te preguntas que es aterosclerosis? Pues bien, te diré que la definición de aterosclerosis, también se deriva de su nombre. En efecto, la aterosclerosis es una forma de arteriosclerosis que se caracteriza por el engrosamiento de las paredes arteriales, pero que a diferencia de la arteriosclerosis, sus causas se relacionan con el depósito de placas de ateromas. De allí que se produzca incluso en arterias de gran calibre.
Las lesiones que la arteriosclerosis ocasiona en el cerebro se asocian a diferentes factores de riesgo que deben ser tenidos en cuenta, para prevenir futuras complicaciones. Sin duda, es importante evitar estas posibles complicaciones que afectarían tu calidad de vida.
Para ello, es necesario que estés atent@ a cuáles son los posibles síntomas de la arteriosclerosis en el cerebro, ya que estas lesiones dañan a grandes arterias o a vasos de pequeño calibre, produciendo infartos cerebrales de diferentes características.
Ten en cuenta que según datos estadísticos, la enfermedad cerebrovascular es la segunda causa de muerte en el mundo.
Es importante recalcar que los síntomas de arteriosclerosis cerebral dependerán de la localización y el tamaño de la lesión.
Cuando la lesión se produce en la arteria carótida interna de cuello, puede no existir ningún tipo de síntoma previo, que haga presuponer un problema vascular. Dentro de los síntomas que se pueden producir se señalan trastornos en el habla o problemas de índole sensitivos.
En cambio, cuando la lesión es en la arteria vertebral, los síntomas aparecen de forma súbita. Estos síntomas son: vértigo, náuseas, vómitos, disfagia, entre otros.
Por otra parte, la lesión puede afectar a la arteria basilar y en tal caso, el síntoma más característico es el vértigo.
Por último, si la arteria afectada es la cerebral posterior, los síntomas característicos son dislexia, déficit sensorial y alteraciones en el comportamiento.
Si bien estos síntomas pueden ayudar a alertar sobre un posible problema cerebrovascular, es importante tener en cuenta la importancia de reducir los factores de riesgo como la hipercolesterolemia, la hipertrigliceridemia, hipertensión arterial, estrés, sedentarismo, cigarrillo, etc.
La mejor forma de prevenir es evitar la aparición de los posibles síntomas, de esa forma se podrá vivir de una forma más plena y saludable.
En cualquier caso, seguramente te interesará conocer y evitar las consecuencias de este proceso, a menudo silencioso. De hecho, si bien cuando se manifiesta lo hace de diferentes formas y se lo denomina de modos diversos, a menudo es la expresión de la misma enfermedad cerebrovascular.
