Cómo limitar el consumo de colesterol para cuidar tu corazón

Romina Reina comparte unos útiles consejos para cuidar tu corazón, limitando el consumo de alimentos ricos en colesterol.  Sólo tienes que comenzar a sustituir estos alimentos nocivos, por otros más saludables. No es fácil pero tampoco imposible, ten paciencia y hazlo poco a poco… ¡los resultados lo valen!

La reducción de la ingesta dietética de colesterol se recomienda para mantener una buena salud en general y cuidar sobretodo a su corazón. Algunos consejos básicos a continuación:

Limitar los siguientes alimentos en su dieta:

La mayoría de las grasas animales y las grasas hidrogenadas son sólidas a temperatura ambiente, y tienen más de las LDL, o sea, de colesterol «malo». También conocido como «grasas trans», estas son las grasas que debe evitar. Mire cuidadosamente los ingredientes de las etiquetas con las palabras «hidrogenado» o «grasas trans«. Los alimentos más comunes con las grasas trans son las galletas, tartas, pasteles, patatas fritas, aperitivos. Estos alimentos también contienen azúcares refinados y harinas, haciéndolos doblemente malos para los niveles de colesterol.

En su lugar, utilice los siguientes:

Los alimentos ricos en fibra tienen la ventaja adicional de ayudar a absorber y eliminar el colesterol de los intestinos. Las frutas y verduras, cereales integrales, legumbres y frutos secos son ricos en fibra. Algunas frutas, como cítricos, manzanas, arándanos y moras son ricas en pectina, además de ser especialmente buenas en la reducción de los niveles de colesterol.

La puesta en práctica

Un cambio de hábitos de vida y la alimentación puede ser muy, muy difícil, especialmente si los hábitos son hábitos adquiridos durante toda la vida. Una forma de ayudar a implementar estos cambios es empezar poco a poco. Establecer un objetivo pequeño, a corto plazo, tal como el cambio a productos lácteos bajos en grasa y pan integral. Cuando eso se convierte en hábito, y el paladar se aclimatiza a los nuevos sabores, hacer otro pequeño cambio, como la adición de frutas y verduras a la dieta. A continuación, tratar de eliminar gaseosas, cambiándolas por agua, aguas saborizadas sin azúcar y bebidas no carbonatadas.

El cambio más difícil para muchas personas es la eliminación de los azúcares refinados y harinas de la dieta. Estos últimos pueden ser muy adictivos, dando al cuerpo una «fiebre del azúcar» que puede ser difícil dejar de consumir al principio. Un primer paso consiste entonces en cambiar a otro tipo de harinas, como ser las de grano entero, y luego cambiar el azúcar por sucralosa como ser el edulcorante Splenda.

Haga pasos pequeños y sea paciente, esperando que el cambio se haga más fácil con el tiempo. Esto puede tomar uno o dos años, pero con el tiempo, la persistencia dará sus frutos, y una dieta más sana será un nuevo hábito.

Colaborador invitado: Romina Reina
Mi dieta balanceada