Actividades para bajar el colesterol

El descenso del nivel de colesterol es un problema multifacético, por tanto lo inteligente es abordarlo de diversas maneras que te conduzcan a lograr tu objetivo. La actividad física, la dieta, el efecto NEAT, la respiración son las palabras claves para entender esto.

Para descender el nivel de colesterol debes poner en práctica diversas actitudes en forma diaria, hasta que se conviertan en hábito y formen parte de tus conductas de vida.

• La dieta:
  Es sabido que la alimentación ordenada, baja en grasas, especialmente las saturadas, disminuye el nivel de colesterol en sangre. Pero hay también alimentos que aportan menos calorías de las que se necesitan para digerirlos, como el pimiento rojo. lechuga, limón, cebolla, espárragos… Por lo que su incorporación en la dieta ayudan a bajar los niveles de grasa.

• El Ejercicio Físico:
  Es la principal actividad para disminuir el nivel de riesgo de hipercolesterolemia. La actividad aeróbica realizada durante más de 20 minutos, en forma continua y a una intensidad media a baja, responde positivamente en el descenso del colesterol.Pero si no te gustan los aerobios, cualquier ejercicio que realices con una mediana intensidad y con una duración de por lo menos 30 minutos dos veces por semana, también te ayudarán a combatir el colesterol alto.

• El Efecto NEAT:
  NEAT (por sus siglas en inglés) significa actividad termogénica no asociada al ejercicio físico, y se refiere a las actividades habituales que implican movimiento o cierto esfuerzo físico, que realizas habitualmente a lo largo del día, como subir escaleras, arreglar el jardín, permanecer parado más tiempo, etc.Agregando más actividades NEAT, por medio de un cambio de actitud de tu parte, ayudas al metabolismo a eliminar más cantidad de grasas de tu organismo.

• La Respiración:
  El colesterol se origina a nivel del hígado. El hígado se asocia al enfado y las conductas con estrés. Es decir, más estrés y enfado, significa más producción de colesterol que se depositará en tus arterias.
  La respiración dirigida actúa descendiendo los niveles de estrés y como fiscalizador de emociones negativas, por lo que en última instancia, ayuda a que tu hígado funcione de manera armónica.